Cávea

 


Massada

Como hiere el amanecer
sobre las ruinas de Massada,
poco queda de la luz que no sea
polvo al viento en el viento de Judea,
a espaldas del mar Muerto.

Pocos pájaros que rebuscan
migas entre los guijarros,
sobre el promontorio que culmina
el cielo, la heroica, inútil
resistencia de la tierra, del hombre
empeñado en vivir, esforzándose
por crecer más allá de la sangre
cuando la sangre lo convierte en presa.

Pero todo lo consume la belleza
y lo que permanece en la mirada
es para el amanecer en las ruinas
de Massada, el instante de entrega
a lo que se esparce en el desierto.

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