Cávea

 


Los chicos de la 9 de julio

Los chicos de la 9 de julio tienen las manos frías,
Apenas les alcanza la noche para tocarse la cara
Y de vez en cuando el hambre aprieta un poco
Obligando a sacar de una vieja bolsa unas mandarinas sabor cartón
Sabor cartón el de las manos de su padre que desprolijamente durante la tarde
Las puso en la bolsa "dos para la noche y dos para la mañana"
Según él dijo

Los chicos de la 9 de julio no tienen reglas,
Su propia conducta es su forma de ser y de juzgarse
No hay límite más allá de un semáforo rojo,
De un tipo que no quiere verlos, o de una señora muy mayor
Que con gesto de "no puede ser que existan" lo único que hace es matarlos

A ver, ayúdenme, contemos
Dos, tres, siete, quince,
con aquel atrás del árbol dieciséis
a ver, ayúdenme a identificar,
el pegamento, el cigarrillo, "el faso", la botella de vino
un buen inventario de objetos que permiten escaparle al mundo
o mejor dicho un mal número de chicos habitantes de su propio problema

Los chicos de la 9 de julio nunca duermen,
Su reloj no atrasa ni adelanta, no tienen reloj
No dominan su tiempo ni sus sueños, sólo su cansancio

Los chicos de la 9 de julio tienen las manos frías
Juegan a ser grandes subiéndose al cordón
Sabor cartón, de sus mandarinas ya sólo quedan cáscaras
Y sólo se preparan para escuchar la voz cansada de su padre
"dos para la noche y dos para la mañana" y así termina su día
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