Epígono
Quién les
ordenaba, quién las alineaba.
Ellas convencidas de su destino,
caminaban seguras sobre la línea divisoria de las baldosas de
mi patio.
Pasaron
los años.
Crecí.
Viajé.
De regreso,
en la casa que fuera de mis padres,
las miro con el mismo asombro.
Es su destino
o es el mío.
Cruzan
derechas, negras, apuradas.
Me acerco en silencio.
Más allá la indiferencia las describe.
Y las piso mientras pienso.
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